Internacional

Cuando pedalear mata en América Latina

Marina Kohler Harkot, investigadora, feminista y activista de la bicicleta fue atropellada por un automóvil que circulaba a gran velocidad en São Paulo en la madrugada del pasado 8 de noviembre. El conductor huyó del lugar del accidente y Marina, de 28 años, murió.

El suceso, que causó gran conmoción en Brasil, no es una excepción. Alrededor de 1,3 millones de personas en el mundo fallecen en accidentes de carretera anualmente y cerca de la mitad son peatones, ciclistas o motociclistas, según apunta el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Según el último informe “Estado de la seguridad vial en la Región de las Américas”, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el continente americano se produjeron 154.997 muertes por accidentes de tráfico en 2016, representando el 11% de las muertes mundiales por este motivo.

De acuerdo con dicho informe, casi la mitad de todas las muertes causadas por el tráfico corresponde a motociclistas (23%), peatones (22%) y ciclistas (3%). Aunque los ciclistas son los menos afectados dentro de este grupo denominado vulnerable, agrupaciones de ciclistas publicaron un comunicado conjunto el pasado 15 de noviembre para hacer un llamado a los gobiernos a “tomar acciones contundentes para mejorar la seguridad vial en todos los países de nuestro continente”.

“Es inaceptable que muy pocos países de nuestro continente cuenten con leyes, políticas públicas e inversiones eficaces para salvar la vida de las personas durante el tránsito”, criticó una cincuentena de organizaciones. Además de detener la violencia vial, controlar la velocidad de los automotores, diseñar y construir infraestructura vial que garantice el acceso a la ciudad y el derecho a la movilidad de todas las personas en el continente americano son otras de las reclamaciones del colectivo, que cuenta con el apoyo de siete Alcaldes y Alcaldesas de la Bicicleta, entre ellas Areli Carreón, que ocupa este cargo en la Ciudad de México. “No podemos seguir dejando que nos maten”, aseguró a DW, apuntando hay que terminar con la idea de que “es normal morir en la calle”.

En este contexto se observan algunas características comunes. “Las ciudades con índices de siniestros de tránsito más altas tienden a tener sistemas viales que son desfavorables para los modos más vulnerables (peatones, ciclistas y motociclistas) y fragilidades en la legislación y aplicación de las leyes de tránsito”, apuntan a DW fuentes de la OPS.

Los expertos consultados por DW coinciden en que la velocidad es uno de los factores de riesgo más importantes en los accidentes de tráfico. “La reducción de la velocidad promedio tiende a traer reducciones inmediatas tanto en el número como en la gravedad de las lesiones”, aseguraron desde la OPS. En este sentido, el estudio de dicha organización subraya que los traumatismos causados por tráfico son la segunda causa principal de mortalidad en adultos jóvenes de 15 a 29 años de edad.

Cuatro días después del atropello de Marina, una joven de 24 años, estudiante de Ingeniería Civil, fue arrollada por un bus mientras se dirigía en bicicleta a su lugar de trabajo en Ñuñoa (Chile). El suceso desató el malestar de los ciclistas en el país ,que se manifestaron en contra del incremento de accidentes mortales. “El incremento de fallecidos está ligado al exceso de velocidad. Se cree que por las circunstancias del país (crisis social y pandemia) se ha producido menos fiscalización en la calle y un aumento de imprudencias al volante por meses de confinamiento”, lamentó Sandra Aguilera, Coordinadora General del Colectivo Muévete, de Chile.

Fotografía: www.velectris.es
Información: www.dw.com

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